Ciencia o negocio en la pérdida de peso: estos son los nuevos tratamientos

Ciencia o negocio en la pérdida de peso: estos son los nuevos tratamientos
Ante el cúmulo de tratamientos para adelgazar, ¿cuáles son los más satisfactorios para la salud?
Diego Buenosvinos
  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

Fact checked

×

Este artículo de OkSalud ha sido verificado para garantizar la mayor precisión y veracidad posible: se incluyen, en su mayoría, estudios médicos, enlaces a medios acreditados en la temática y se menciona a instituciones académicas de investigación. Todo el contenido de OkSalud está revisado pero, si consideras que es dudoso, inexacto u obsoleto, puedes contactarnos para poder realizar las posibles modificaciones pertinentes.

La revolución sanitaria ha alcanzado de lleno a los nuevos tratamientos para la pérdida de peso en un momento en el que en todo el mundo hay más de 1.000 millones de personas con este problema. Es cierto que la obesidad juega un papel esencial en el desarrollo de otras enfermedades no transmisibles como la diabetes mellitus tipo 2 (DM2), la hipertensión arterial (HTA), la dislipemia, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, que son las principales causas de mortalidad en la actualidad. Los nuevos tratamientos tanto de inyecciones como con pastillas ha abierto un nuevo horizonte lejos de la cirugía para muchos pacientes.

Por ello, el doctor e internista Pablo Pérez, cree que es importante «realizar el despistaje de las principales comorbilidades asociadas a la obesidad y al sobrepeso, tanto metabólicas como no metabólicas, que afecten negativamente a la calidad de vida, y que además de las mencionadas, incluyen el síndrome de apnea-hipopnea del sueño, enfermedad renal crónica, enfermedad del hígado graso no alcohólico, osteoartritis, infertilidad o hipogonadismo, enfermedad por reflujo gastroesofágico y síndrome depresivo, entre otras». Todo ello hace que deba ser considerada una enfermedad crónica que precisa de un abordaje integral y mantenido en el tiempo.

En todos los casos, debemos tener en cuenta que debemos modificación el estilo de vida, como piedra angular para mejorar nuestra salud. La alimentación juega un factor determinante y con dietas sanas como la mediterránea o atlántica, podremos obtener resultados satisfactorios.

La modificación de los hábitos alimenticios y la promoción de un estilo de vida saludable que incluya la práctica de ejercicio físico de forma regular deben ser el pilar sobre el que pivote el tratamiento tanto del sobrepeso como de la obesidad. En este sentido, la educación es fundamental y las edades más tempranas son críticas para ello. Sin embargo, en ocasiones no es suficiente este abordaje y precisa de un tratamiento farmacológico y en ocasiones incluso cirugía. «Los tratamientos farmacológicos actualmente autorizados para el tratamiento de la obesidad deberían estar financiados según unas indicaciones consensuadas entre las distintas sociedades científicas y el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, en base a las evidencias científicas disponibles», reitera el doctor Pablo Pérez.

Por su parte, la doctora Maribel Pérez, asegura que «es importante reconocer la obesidad como una enfermedad crónica y cambiar el discurso que culpabiliza y estigmatiza a la persona con obesidad y nos obliga a incluir al paciente como protagonista principal en su propio tratamiento con el convencimiento de que ellos solos no pueden solucionarlo».

Investigadores dirigidos por el profesor de la Universidad McMaster (Canadá) Gregory Steinberg y el investigador postdoctoral Dongdong Wang han descubierto un mecanismo clave para promover la pérdida de peso y mantener la quema de calorías durante la dieta, según publican en la revista Nature.

El equipo estudió una hormona llamada GDF15 que, según habían demostrado anteriormente, reduce el apetito en respuesta al fármaco metformina para la diabetes de tipo 2. Sus últimos hallazgos demuestran que la GDF15 también puede ayudar a perder peso.

La doctora Susana Monero, jefe del servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Ruber Internacional y secretaria de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO), ha detallado cuáles son los factores que han producido un aumento del sobrepeso y la obesidad en los últimos años.

El sobrepeso y la obesidad representan uno de los mayores problemas mundiales y las cifras son preocupantes. Se prevé un crecimiento exponencial según el World Obesity Atlas 2023 de forma que pasaremos de un 38% de personas con exceso de peso en 2020 a un 51% en 2035, y de ellas el 24% serán personas con obesidad.

Son afecciones que aumentan el riesgo de desarrollar enfermedades metabólicas como la diabetes, cardiovasculares, articulares y cáncer, entre otras muchas. En España, las perspectivas son similares a la mayoría de países Europeos, con una expectativa de crecimiento de la enfermedad que pasaría en el adulto de un 22% en 2020 al 37% en 2035.

Algunos tratamientos

La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó el medicamento semaglutida para la diabetes. Este inyectable semanal, que se vende bajo el nombre comercial Wegovy, puede ayudar a los usuarios a reducir entre 5% y 10% de su peso corporal.

Un nuevo fármaco para adelgazar aún más potente que los demás estará en el mercado. El otoño pasado, la FDA aceleró el proceso de revisión de la tirzepatida como medicamento para perder peso, después de que un ensayo clínico demostrara que personas con un índice de masa corporal (IMC) dentro del rango de «obesidad» o «sobrepeso», perdían un sorprendente 22.5% de su peso corporal con la dosis más alta del medicamento .

La semaglutida y la tirzepatida, que forman parte de una familia más amplia de antagonistas del receptor GLP-1, se desarrollaron para el tratamiento de la diabetes con dosis más bajas. Cuando las farmacéuticas observaron que los participantes en los ensayos también perdían peso, se percataron de que «si subimos el volumen al 11, podemos potenciar este efecto secundario», se indica.

Las principales quejas de los usuarios de Ozempic, Wegovy y Mounjaro se asemejan a las que se pueden solucionar con un frasco, o tres, de Pepto Bismol: náuseas, malestar estomacal, diarrea y lo que un paciente denominó «vómitos potentes». Pero estos podrían no ser tanto los clásicos ‘efectos secundarios’ de un fármaco, sino un mecanismo de pérdida de peso en sí mismo, según informó recientemente The Guardian. Al hacer que la sensación de comer y, en algunos casos, incluso de hidratarse, resulte activamente repugnante para el consumidor, el medicamento frena su consumo, algo parecido a lo que les ocurre a los pacientes bariátricos, que solo pueden ingerir unos pocos gramos de comida cada vez, con la bajada de peso.

Obesidad y Medicina Interna

Por tanto, la obesidad es una enfermedad crónica compleja, que precisa de un enfoque multidisciplinar en el que el médico internista debe jugar un papel relevante. La atención a las personas con obesidad es una parte esencial de la visión integral que la Medicina Interna aporta a la persona enferma. «Es necesario que todos los pacientes diagnosticados de sobrepeso o de obesidad reciban información de calidad sobre modificación de los hábitos alimenticios y estilos de vida saludable». Además, cabe tener en cuenta que “la lucha contra las desigualdades sociales, económicas y culturales son claves para su correcto abordaje. Cada persona con obesidad es diferente. Por lo tanto, es necesario una aproximación individualizada, centrada en el paciente”, concluye Pablo Pérez.

Ejercicio físico en la obesidad

En palabras de Felipe Isidro, «es necesario reducir sedentarismo y moverse más en la vida diaria, así como mejorar la calidad y funcionalidad muscular y, con todo ello, la salud metabólica y la calidad de vida». Así, la realización de «una dosis mínima eficaz de ejercicio: aumenta los niveles de fuerza, la funcionalidad y la aptitud cardiorrespiratoria; mejora la función mitocondrial y la comunicación metabólica entre múltiples sistemas y tejidos; evita la sarcopenia y la debilidad muscular; disminuye la inflamación crónica y disminuye los riesgos de caídas en personas mayores».

Por último, en palabras de la doctora Maribel Pérez, «detrás de cada persona con obesidad existe una historia diferente que nos obliga a identificar no solo factores dietéticos, sino también de actividad física y condicionamientos psico-sociales que a la larga van a jugar un papel determinante no solamente en la pérdida de peso, sino en lo que es la clave del éxito: evitar la re-ganancia ponderal».

Lo último en OkSalud

Últimas noticias